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Arquitectos: HORMA estudio de arquitectura
- Área: 240 m²
- Año: 2018
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Fotografías:Mariela Apollonio
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Proveedores: -, Arkoslight, Complementto, GRUPO PAMESA CERAMICA, TAU Ceramica, Prissmacer, Ecoceramic, Geotiles, Navarti
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La ilusión de dos amigos y sus dos hijas. Esta es la historia de una familia que hereda con incertidumbre una casa entre medianeras en el centro de Vila-real en estado original. Detrás de la incertidumbre, una gran oportunidad para reinterpretar un espacio atendiendo a las necesidades de una nueva generación sin olvidar el pasado todavía existente. La fluidez espacial y la calidez de los materiales guiadas por la luz natural muestran cómo habitar la vivienda. Con una fachada respetada por su antigüedad, el interior esconde la revolución de la tipología residencial reinterpretando los valores habituales.
La vivienda original estaba compuesta por dos cuerpos, el de la vivienda propiamente dicha recayente a fachada principal y un granero que ocupaba el fondo de la parcela. Entre ellos, con el tiempo habían aparecido otros elementos que contaminaban esta lectura y que acababan por colmatar un espacio necesario para poder respirar. Este proyecto de rehabilitación pretende respetar la arquitectura existente poniendo en valor los elementos originales y eliminando aquellos añadidos que dificultan la lectura del espacio inicial. Una vez desnudo su origen, el proyecto debe conectar ambos cuerpos para dar cabida al programa doméstico solicitado e intervenir en ellos para darles sentido de manera conjunta.
Para ello, un patio se convertirá en el elemento principal, capaz de iluminar, articular espacios y también otorgar a la vivienda el carácter necesario, estableciendo un diálogo entre el pasado, el presente y el futuro. La planta baja recoge el uso diurno de la vivienda, desarrollado en toda la dimensión de la parcela, de 5 metros de ancho por 22 metros de largo. La secuencia espacial planteada desde el acceso se entiende como un único espacio que en cada momento va teniendo una dimensión concreta y vinculada a la función que desempeña, sin más límites que su propia geometría, reconociendo que en cada cambio de tamaño, una nueva situación hasta llegar al patio donde, a partir de este momento, será él quien de forma y sentido a dicha secuencia.
Un patio de contemplación y uso donde su huella está más definida por su material que por sus límites, intencionadamente difusos para vincularse con sus espacios adyacentes. Con la llegada del patio, el volumen de la vivienda original prescinde de la llegada al suelo de su fachada interior para facilitar la fluidez y continuidad espacial de la planta baja. A su vez, el volumen del granero, en origen de dos plantas, pierde su forjado intermedio para dar cabida al salón como elemento final de recorrido, cuya sección permite dar singularidad al espacio principal y captar luz natural desde su cubierta. En plantas superiores, los espacios más privados y de uso individual encuentran su lugar, repartiéndose las habitaciones en planta primera y el estudio en la planta superior, bajo la cubierta de madera original vinculado a una terraza que permite revivir de nuevo el patio que arranca desde cota cero.
En fachada, lejos de alterar los ritmos existentes, se interviene en la profundidad del hueco de planta baja, sustituyendo la ventana original por una terraza poblada de vegetación que mejora la privacidad de la vivienda a la vez que permite la ventilación de toda la zona pública. Materialmente la vivienda se construye con materiales y tonos neutros que enfatizan la luz natural y la geometría de los elementos originales, dejando la singularidad para el patio, construido íntegramente con un aparejo vertical de ladrillo manual que recorre toda su superficie y habitado por abundante vegetación que dotan entre ambos de vida y color al conjunto. Por tanto, ladrillo, vegetación y luz natural, materiales primarios, son los encargados de intervenir en un lugar con memoria, pero ahora también un futuro por descubrir.